Handry Santana, comunicadora de Mao, nos hace llegar la siguiente opinión sobre la película "Mega Diva".
Tras realizar una larga fila para obtener las taquillas, entramos a la sala número 3 y ocupamos los peores asientos. Tres graciosos que no paraban de hablar a nuestra derecha, delante un señor y sus tres celulares encendidos, pasaron de ser el mal humor del inicio a lo más refrescante de la noche.
No soy crítica del séptimo arte, ni nada parecido; pero cada vez que se exhibe una película dominicana asisto al cine a respaldar las producciones nacionales y a presenciar el crecimiento de la industria cinematográfica del patio, pero en esta ocasión me sentí defraudada.
MEGA DIVA es una película que abusa del estilo de la comedia televisiva, da la impresión de ser un especial de “Perdone La Hora” o de “9X9 ROBERTO”, con un guión refrito y el personaje ya utilizado por Roberto Ángel en otras ocasiones del “pariguayo”.
Otra comedia más con ningún elemento de innovación; incluso las bailarinas de 9X9 ROBERTO aparecen en una escena como chicas de barrio en la discoteca y en otra escena como chicas de alta sociedad en una exclusiva fiesta, empobreciendo la película.
Jessika Grau se mostro poco convincente en su actuación, le quedó grande la pantalla grande en esta ocasión; pero no quiero culparla ya que el guión no aporta mucho.
Hay que ser justos, Nuryn Sanlley nos trasladó con su papel al dolor y sentimiento de una madre decepcionada, un gran trabajo.
Pero la peor actuación nadie puede quitársela a Enrique Quagley, su participación en MEGA DIVA es tan mala, tan mala! Que no diré lo que pienso.
El título no le encaja, pues MEGA DIVA fue un “apelativo” utilizado en el país para denominar a un grupo de comunicadoras que participaron en un festival de merengue en alguna ocasión, es un término despectivo para nombrar a mujeres que utilizan su cuerpo más que su talento para permanecer en el mundo artístico.
En el film la historia de la “MEGA DIVA” es narrada por un colmadero a dos transeúntes; es la parte de la historia que cansa y aburre, quitándole impacto a determinadas escenas las que ya podían ser deducidas por la audiencia.
Fausto Mata con el mismo bailecito…la misma parodia de la belleza y la fealdad; pero el e Irving Alberti arrancaron algunas carcajadas con sus personajes.
La reformación de las producciones cinematográficas dominicanas es una necesidad, o veremos morir una industria que va tomando auge. Se necesitan propuestas con más rigor en el desarrollo de sus contextos, con guiones interesantes y diferentes ¿será posible dejar descansar la comedia? Eso nadie lo sabe, al parecer es la “modalidad” más comercial.
La creatividad no tiene límites…ojala comiencen a usarla. Espero que próxima taquilla que compre me cuente una historia que me envuelva, me lleve por mundos desconocidos, me emocione, me inspire y me haga sentir orgullosa del cine Dominicano.
Ya basta de utilizar como pretexto “que es el cine criollo…que estamos creciendo” y cuatro mil bla bla bla más. Los cineastas Dominicanos deben hacer de sus trabajos piezas respetables y punto.
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