LOS PREMIOS DEBEN SEGUIR

En vista del auge que ha tomado el periodismo digital, no es ahora que me doy cuenta, hace tiempo que lo sé, he decidido abrir esta página. Ella será un escenario de verdadero ejercicio de la comunicación plural y democrática.  
Quiero, de entrada, agradecer el gran apoyo que he recibido no sólo de la mayoría de los periodistas, sino de gente de la calle, pero sobre todo, pero sobre todo de artistas. !Qué sorpresa más agradable!, de artistas que aman su premio, que lo quieren, que lo miman, porque saben que son un instrumento motivador para su trabajo.

Los que quieran escribirme pueden depositir sus opiniones en: hallegadolahora13@gmail.com


Lo que yo expresé en mi programa que molestó al divismo nacional, lo hice defendiendo a Acroarte, los Premios Casandra y a todos los artistas.
Lo que manifesté luego recogiendo mis declaraciones, también lo hice por Acroarte, por el Premio Casandra y por el arte nacional.
Par mi es más importante, por encima de mi, un premio que ha trascendido los linderos de todos los egos juntos mas los intereses televisivos y empresariales, para colocarse en un pedestal que solamente lo sostiene el pueblo y nada más que el pueblo.
O sea, El Casandra no es mío ni de ninguna personalidad megalómana. Es del pueblo. Por tanto, todo lo he hecho por ese pueblo artístico, cultural, y del espectáculo.
Es bueno que los comunicadores veamos como hemos ido creando monstruos, exaltándolos, ensalzándolos, encumbrándolos, que al final están tan lejos que se nos van de las manos y se remontan como chichiguas “en banda”, creyéndose por encima de Dios, de un país, caminando por las nubes, creyéndose intocables e infalibles.
En parte tenemos la culpa, en crear ídolos de barro, que exhiben una imagen en público, pero en el fondo viven sometidas en una profunda depresión, producto de su vacío, de su vanidad, de su falta de zapatas, soportes, de existencia sincera y hasta espiritual.
Viven en el limbo de la fama y la fortuna, de la nariz parada.
Yo, he hecho más de lo que debí hacer, mucho más, pero solo por el Premio y Acroarte.
Y ya basta.
Acroarte debe seguir adelante, no es la primera vez que las propias gentes a quienes se les nominan pretenden destruir el premio, la institución se ha emergido hasta llegar hoy al 25 aniversario.
Vamos abrirle las puertas a aquellos que de manera sincera quieren seguir siendo parte de esta gran familia que son los premios Casandra.
Debemos decirle no al boicot.
A la intolerancia.
A la intransigencia.
El arte nacional, nuestro ojo de la cultura dominicana que son los premios Casandra, Acroarte, los músicos, cantantes, bailarines, escenógrafos, luminotécnicos, maquilladores, diseñadores, ingenieros de sonido, actores, regidores y periodistas y el pueblo en general, debemos estar por encima de cualquier interés de boicot, de megalomanía exacerbada, de egocentrismo galopante, de cualquier berrinche y malcriadeza.