Hacia muchos años que no veía tanta esfervencia por un artista incipiente, dominicano por demás, y que generara tanta energía en un escenario.Acudí anoche al teatro La Fiesta del Hotel Jaragua a ver el concierto de Issa Gadala, y confieso que sin mas expectativas que la de ver a un muchacho con una claque familiar aplaudiéndole delirantemente.
Pero no fue así. Lo que vi., con estos ojos que se lo comerán los gusanos, y para que no me lo cuenten porque no soy comentarista de oído, fue algo fuera de serie.
A Issa Gadala lo parió este concierto. Nació con este concierto como una verdadera estrella.
Lo primero fue el publico, obviando el aparataje montado, que lo puede tener cualquier artista que disponga de grandes recursos económicos, pero no puede jamás comprar los aplausos.
Con aforo repleto, en su gran mayoría jóvenes, al borde de la locura, gritando y aplaudiendo delirantemente, chillando sin cesar, coreando sus canciones, subiéndose en los escenarios, es el mejor termómetro de que eso gustó.
Eso no se compra en farmacia. Es la expresión espontánea del que le gusta algo.
Pero además, el espectáculo que se vio en el escenario, me refiero a la música, el sonido, la iluminación, el marco escenográfico, las figuras invitadas como el merenguero Rafely y el maestro Rafael Solano, conjugados debidamente, fueron muy buenos.
Y, lógicamente, el talento al desnudo de este muchacho, Issa Gadala, que quedó demostrado en el escenario.
Me atrevo a decir que a partir de ahora, y no antes, es que ha nacido una nueva estrella dominicana (Issa, por supuesto), que atraiga los gustos de nuestra juventud, un tanto desviada por injerencias de falsos ídolos extranjeros.
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