sábado, 18 de abril de 2009

CUANDO SE HA PERDIDO HASTA LA VERGUENZA

Yo soy un hombre de palabra. Cuando me comprometo con alguien o con algo, cumplo. No echo atrás, a menos que advierta que esté en un error, y como errar es de humano, también rectificar lo es.
Cuando escojo ser amigo de alguien, soy amigo en las buenas y en las malas. No elijo situaciones y condiciones.
Si un amigo se equivoca, estoy con él, aunque no esté de acuerdo, aunque le reproche, aunque le peleé.
Por consiguiente, no traiciono, ni ambiciono posición, ni puestos. 
No sacrifico a nadie por trascender ni por lograr algo.
Muchos ríen sobre las lágrimas de otros, yo no.
Muchos aspiran a triunfar sobre el cadáver de alguien, yo no.
Muchos, en su desesperación, se llevan por delante a cualquiera, porque los corroe la envidia, el egoísmo.
La mediocridad es la forma más vil de expresión humana.
La bajeza humana llega a su más mínima expresión, cuando la ambición anda rodando por los muladares, cuando se han perdido los escrúpulos, cuando se ha perdido hasta la vergüenza.
Si algo de valor tengo, que para mi vale mucho en esta carrera, es la credibilidad.
Es mi arma.



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